Hemos visto en ocasiones anteriores la llamada que Jesús hace a la santidad. Llamada universal: todas las personas, en todas las situaciones honradas de la vida, pueden y deben seguirlo para ser santas. La semana pasada veíamos que esa llamada no es a una santidad personal, sino que incluye la preocupación por la salvación de los demás; el deseo de propagar el incendio del amor que Jesucristo vino a traer a la tierra. Sin embargo, en la vida se presentan muchas maneras distintas: geográficas, culturales... Es más: no es lo mismo esta situación para un joven que para un adulto, inclusive uno mismo tiene momentos de alegría y de tedio, de ilusión y de oscuridad. Surge entonces la pregunta: ¿cómo concretar esa llamada genérica a la santidad en la vida cotidiana? ¿cómo hacerla presente en las circunstancias cambiantes de la existencia corriente? En el Evangelio de Lucas aparece un interrogante que hace un hombre de entre la multitud : " Señor, ¿son pocos los que se salvan? " (Lc
@argumentaciones.Homilías de un sacerdote católico. Audios disponibles en https://co.ivoox.com/es/suscripciones_jb_8330681_1.html o en canal "argumentaciones" de Spotify (Imágenes tomadas en su mayoría de http://www.centroaletti.com/).