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Mostrando las entradas con la etiqueta Lucas 5;1-11

Mar adentro

Celebramos hoy el quinto domingo del tiempo ordinario. Seguimos considerando los inicios del Evangelio de San Lucas. Al comienzo, narra los inicios del apostolado del Señor en Galilea: el anuncio del cumplimiento de las Escrituras en la sinagoga, la predicación –el Discurso del Llano y las Parábolas del Reino- que confirma con milagros. Desde muy temprano en su narración, Lucas presenta la elección de los discípulos, como veremos hoy (5,1-11). Estaba Jesús junto al lago de Genesaret y la multitud se agolpaba a su alrededor para oír la palabra de Dios. «Vamos a acompañar a Cristo en esta pesca divina. Jesús está junto al lago de Genesaret y las gentes se agolpan a su alrededor, ansiosas de escuchar la palabra de Dios. ¡Como hoy! ¿No lo veis? Están deseando oír el mensaje de Dios, aunque externamente lo disimulen. Quizá algunos han olvidado la doctrina de Cristo; otros -sin culpa de su parte- no la aprendieron nunca, y piensan en la religión como en algo extraño. Pero, convenceos

Pescadores de hombres

1. Después de las vacaciones de fin de año, tornamos a nuestro encuentro semanal en estos diálogos con el Señor. Durante este año seguiremos el Evangelio de San Marcos, discípulo de San Pedro. Marcos escribió su Evangelio para los paganos de Roma, y por eso es un texto muy utilizado en la catequesis. Por ejemplo, en el Jubileo del año 2000, el Beato Juan Pablo II lo recomendó con insistencia. La primera parte de este Evangelio es como un prólogo a la actividad de Jesús: narra brevemente la misión de Juan Bautista, el Bautismo del Señor y las tentaciones en el desierto. Inmediatamente después, comienza a describir el ministerio de Jesús, con el pasaje que contemplamos hoy (Mc 1, 14-20):   Después de haber sido apresado Juan, vino Jesús a Galilea predicando el Evangelio de Dios, y diciendo: —El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está al llegar; convertíos y creed en el Evangelio .   Con estas pocas palabras, San Marcos resume la predicación del Maestro: el anuncio

Apostolado. Pescadores de hombres

Cuando un psiquiatra quiere descubrir los síntomas psicóticos de un paciente aparentemente normal, una pregunta clave es la siguiente: ¿tiene usted alguna misión en la vida? Muchas veces, en la respuesta surgen ambiciones maníacas, inalcanzables, que manifiestan una enfermedad de fondo. A pesar de jugar con trampa, podemos hacernos ahora esa misma pregunta, pues no solo es síntoma psiquiátrico tener una respuesta, sino también no tenerla. En la anterior anotación considerábamos el misterio de la vocación. Dios llama, desde antes de crearnos, como vimos en el caso de Jeremías. Pero… ¿llama para qué? La vocación es al mismo tiempo una misión, tiene un contenido concreto, que es el sentido de la vida. Es lo que vemos en el caso de Isaías, que –aún siendo consciente de su indignidad: “Soy un hombre de labios impuros, que habito en un pueblo de labios impuros, y he visto con mis propios ojos al Rey y Señor todopoderoso”- recibe la vocación en forma de pregunta: “oí la voz del Señor, que