Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de febrero, 2011

Filiación divina y abandono en la Providencia

Hace una semana meditábamos sobre el amor al prójimo, como una de las principales enseñanzas del “cuerpo” del Sermón del Monte. Hoy continuaremos en ese discurso, en una sección que nos habla sobre la confianza en el Padre: no estéis preocupados por vuestra vida: qué vais a comer; o por vuestro cuerpo: con qué os vais a vestir. Se trata de dos preocupaciones básicas del ser humano: la comida para la vida y el vestido para el cuerpo. Pues bien, en la línea “escandalosa” y en apariencia paradójica del Sermón del monte, el Señor nos enseña que debemos confiar siempre en nuestro Padre Dios: ¿Es que no vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?  Nos hace ver que hemos de mirar en qué consiste lo importante: no en las apariencias exteriores, sino en lo interior: en la vida, en el cuerpo, más que en el alimento o en el vestido. En 1998, el entonces Cardenal Ratzinger recibió el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Navarra. Entre las actividades académicas s

Fraternidad y santidad

Seguimos considerando el sermón del monte. Después de la introducción con las bienaventuranzas y las parábolas de la sal y de la luz, entramos en el cuerpo del sermón. En este, el Señor se presenta como ese nuevo Moisés del que habla Benedicto XVI, que no abroga la ley sino que, por el contrario la lleva a su perfección y ya no solo condena el homicidio, sino también la cólera; ya no solo rechaza el adulterio, sino los malos deseos; ya no solo prohíbe el divorcio, sino que  eleva el matrimonio a la dignidad de sacramento. En la parte final de este cuerpo del sermón, sobre la perfección de la ley, vemos cómo afronta Jesús la conocida “ley del Talión” ( Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente). Este principio, a pesar de que es muy denostado habitualmente, en realidad buscaba evitar excesos en las venganzas: que nadie se cobrara más allá de lo que había padecido. Incluso, que el delito quedara resarcido con una compensación equiparable. Sin embargo, Jesús en

Sal de la tierra y Luz del mundo

Después de las Bienaventuranzas, el Sermón del monte continúa con una advertencia del Señor a sus discípulos: si bien el sello de su vocación serán las persecuciones, injurias y calumnias que padecerán, ellos –nosotros- debemos ser conscientes de nuestra responsabilidad: Vosotros sois la sal de la tierra. Todos sabemos que la sal condimenta , da sabor. Sobre todo lo saben los hipertensos, que en su dieta hiposódica añoran el rico sabor de este alimento. Cuando Jesús pronunció estas palabras, la sal también se utilizaba para preservar de la corrupción a las comidas, pues todavía no existía el refrigerador. Hay otros significados para esta frase del Señor, pero quedémonos con un tercero: la sal tenía un significado ritual, pues se utilizaba en los sacrificios como símbolo de la fidelidad a la Alianza. Señor: te pedimos tu ayuda para cumplir tu deseo. Tú esperas que nosotros condimentemos el mundo actual, que lo preservemos de la corrupción, que manifestemos la fidelidad a tu Comunión. P