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Mostrando las entradas de agosto, 2008

Mortificación: la Cruz de cada día

Decía en estos días una reconocida periodista que uno de los problemas de nuestra cultura es que huimos del sufrimiento: los papás no quieren que sus hijos sufran, y los pequeños crecen en un mundo de mentiras, pues la vida conlleva dificultades ―queramos o no― y, si no estamos preparados, peor nos irá al enfrentarlas. Un ejemplo de esta situación es el escándalo farisaico ante las penitencias que la religión cristiana acostumbra: parece antinatural sufrir un poco por Cristo, cuando por salud o por vanidad estamos dispuestos a padecer dietas, cirugías, ejercicios, etc. No son de ahora las burlas por intentar asemejarse al Señor. Ya Jeremías (20, 7-9) se quejaba en el Antiguo Testamento de lo mismo: Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir; fuiste más fuerte que yo y me venciste. He sido el hazmerreír de todos, días tras día se burlan de mí. Por anunciar la palabra del Señor, me he convertido en objeto de oprobio y de burla todo el día . Y el capítulo 16 (21-27) de Mateo

Amor al Papa

Los días de "Sede vacante" (por muerte o renuncia del papa) son  muy especiales para la Iglesia y para la humanidad. Al comienzo, se experimenta una sensación de orfandad que es compatible con la fe en Aquel que prometió que no nos dejaría huérfanos. Después, viene la alegría de tener un nuevo sucesor de Pedro, un nuevo vicario de Cristo en la tierra, un nuevo Padre común. El profeta Isaías (22,19-23) presenta una imagen muy significativa: el Señor nombra un nuevo mayordomo de palacio: le vestiré tu túnica ― promete ―, le ceñiré tu banda, y le traspasaré tus poderes. Será un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá. Pondré la llave del palacio de David sobre su hombro . Lo que él abra, nadie lo cerrará; lo que él cierre, nadie lo abrirá . La llave del palacio era grande, y el Señor la impone casi como una cruz, sobre los hombros del mayordomo. El nuevo vicario tendrá poderes respetables: lo que él abra, nadie lo cerrará; lo que él cierre, nadie

Apostolado: la mujer sirofenicia.

Hacia el tercer año de su vida pública, Jesús decide retirarse con sus discípulos para formarlos a solas y prepararlos para lo que sucederá cuando le llegue “la hora” prevista por el Padre. Después de haber fallado en el intento, la tarde de la multiplicación de los panes y de los peces , se dirigen hacia el norte, fuera de Galilea, hasta el actual Líbano. Allí visitan las ciudades de Tiro y Sidón, cuyos habitantes son llamados sirofenicios (para distinguirlos de los libiofenicios, que vivían al norte de África). Mateo menciona que allí se encuentran con una mujer de esa zona , a la que denomina con un arcaísmo, “cananea” pues ése era el gentilicio de aquella tierra, pero en la antigüedad. Los sirofenicios eran en su mayoría comerciantes griegos, despreciados por los judíos debido a sus prácticas comerciales poco éticas. Conformaban un pueblo del que los israelitas, “los piadosos”, debían apartarse, porque eran paganos, “los perrillos”, como les llama el mismo Jesús en este pas

Asunción de María

Canta la liturgia en honor de la Asunción : “Oh Virgen María, alegría del mundo y estrella nueva del Cielo, que engendraste al Sol, de Quien Tú misma eres creadora: no dejes de acercar tu mano y auxiliar al caído. Puesto que nadie ignora que Tú eres la Escala tendida por Dios, por medio de la cual el Verbo descendió al mundo ayúdanos a escalar hasta la cumbre del Cielo . El coro beatísimo de los Ángeles y el de los Apóstoles y los Profetas, te admiran como la Criatura más alta y noble, después de Dios”. La Misa de hoy comienza con esta antífona: “Alegrémonos todos en el Señor y alabemos al Hijo de Dios, junto con los ángeles, al celebrar hay la Asunción al cielo de nuestra Madre, la Virgen María ”. Y en la oración colecta se resumen nuestros sentimientos de este día: “Dios todopoderoso y eterno, que hiciste subir al cielo en cuerpo y alma a la inmaculada Virgen María, Madre de tu Hijo; concédenos vivir en este mundo sin perder de vista los bienes del cielo y con la esperanza d