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Mostrando las entradas con la etiqueta mandamientos

Expulsión de los mercaderes del Templo

Llegamos al tercer domingo de Cuaresma. Estamos en la mitad de este itinerario penitencial, de oración y misericordia. Los domingos anteriores hemos meditado sobre las tentaciones de Jesús en el desierto y la transfiguración . A partir de hoy, la liturgia nos presentará unos textos de San Juan que nos ayudarán a prepararnos mejor para celebrar el Misterio pascual, en Semana Santa. El Evangelio (Jn 2,13-25) presenta a Jesús cumpliendo la Voluntad del Padre, al purificar el Templo: “Pronto iba a ser la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas en sus puestos”. Seguramente se encontraban en el llamado atrio de los gentiles, un gran patio que rodeaba al Templo por tres de sus lados. Dice Gnilka que probablemente el comercio se extendía incluso más afuera, como en los santuarios de hoy, hacia el monte de los Olivos.  Juan –y con él todos los evangelistas- nos transmite la indign

El Espíritu Santo nos lo recordará

En el capítulo 14 de San Juan se presenta el contexto de la última cena y los discursos de despedida. En ellos, Jesús exclama: «Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada en él». Son palabras que nos hacen recordar el discurso de Benedicto XVI a los jóvenes en Brasil (10-V-2007): «Los mandamientos conducen a la vida, lo que equivale a decir que ellos nos garantizan autenticidad . Son los grandes indicadores que nos señalan el camino cierto. Quien observa los mandamientos está en el camino de Dios. No basta conocerlos. El testimonio vale más que la ciencia, o sea, es la propia ciencia aplicada. No nos son impuestos desde afuera, ni disminuyen nuestra libertad. Por el contrario: constituyen impulsos internos vigorosos, que nos llevan a actuar en esta dirección. En su base está la gracia y la naturaleza, que no nos dejan inmóviles. Necesitamos caminar. Nos impulsan a hacer algo para realizarnos a nosotros mismos. Realizarse a través d

Los Mandamientos: ¿afirmación o amenaza?

La Oración Colecta del Domingo XXII alaba a Dios por su misericordia, que es "el límite del mal", según la convicción del Beato Juan Pablo II .  Esa misericordia, de acuerdo con las lecturas de hoy, se manifiesta en los mandamientos.  Sin embargo, para cumplirlos a fondo hace falta pedir, ante todo, el don del Espíritu Santo como condición para crecer y perseverar en la unión con Él: Dios misericordioso , de quien procede todo lo bueno; inflámanos con tu amor y acércanos más a ti, a fin de que podamos crecer en tu gracia y perseveremos en ella. Las lecturas hablan de los mandamientos, tema de discusión en la sociedad moderna. Se ven como prohibiciones, negaciones, cuestiones retrógradas en un mundo libre. En su primera entrevista como Pontífice, en agosto de 2005, Benedicto XVI anunciaba que su principal objetivo al viajar a Colonia para encontrarse con más de un millón de jóvenes era mostrar lo contrario:  «Quisiera mostrarles lo bonito que es ser cristianos,