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Mostrando las entradas de marzo, 2011

Junto al pozo de Sicar: la samaritana

1. Continuamos avanzando en nuestro itinerario cuaresmal y llegamos hoy al tercer domingo , con el cual retomamos el curso catecumenal, preparación para los que se bautizarán en la próxima Pascua y rememoración de los compromisos bautismales para los que ya recibimos ese sacramento. San Juan nos invita a acompañar a Jesús, de regreso de Jerusalén, donde la animadversión de los fariseos había aumentado: “cuando supo Jesús que los fariseos habían oído que él hacía más discípulos y bautizaba más que Juan –aunque no era Jesús quien bautizaba, sino sus discípulos–, abandonó Judea y se marchó otra vez a Galilea”. El Señor se dirige al norte, donde tenía sus orígenes y donde había desarrollado el período inicial de su apostolado. Jesucristo escoge el camino más corto, pasando por Samaría, aunque tuviera que encontrarse con personas que no miraban bien a los judíos: había una historia de siglos de confrontación entre las dos poblaciones, pues ambas se consideraban las verdaderas adoradoras d

San José, hombre de fe

Celebramos hoy, en plena Cuaresma, la fiesta de San José. Pero no es una ruptura en el ritmo de oración, penitencia y caridad que estamos tratando de forjar desde el pasado miércoles de ceniza. Al contrario, contemplar la figura y el ejemplo de nuestro Padre y Señor nos ayudará a afinar en el itinerario cuaresmal que nos llevará a celebrar mejor preparados la Pascua. En la primera lectura tenemos una promesa mesiánica (2S 7,4-16). David se había propuesto construir un templo junto a su palacio, pero el Señor rechaza la oferta. En cambio, le manifiesta su voluntad de construirle una casa o dinastía a David. El sucesor de David construirá su templo. Y la dinastía quedará establecida para siempre (Campbell y O´Brien): Cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré el trono de su realeza. Él construirá una casa para mi nombre, y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre. Yo se

Cuaresma: horizontes de Gracia

Con la imposición de la ceniza el pasado miércoles, hemos comenzado una nueva Cuaresma. Se trata, como decía Benedicto XVI en una celebración como esa, de comprometernos en convertir nuestro corazón hacia los horizontes de Gracia .  Conversión, cambio, mudanza. Volver a empezar en nuestro empeño por ser buenos cristianos. Pueden servirnos las palabras de la liturgia, tan ricas de contenido en estos días: el pasado miércoles pedíamos al Señor “emprender el combate cristiano con santos ayunos para que los que vamos a luchar contra la tibieza espiritual seamos fortalecidos por los auxilios de la penitencia”. Nos comprometíamos en convertir nuestro corazón hacia los horizontes de Gracia de un modo concreto: luchando. Le prometíamos a Dios emprender el combate, ayunar, luchar contra la tibieza espiritual. Y al mismo tiempo nos dábamos cuenta de que, al tomar esa actitud, seríamos fortalecidos por los auxilios de la penitencia. No se trata simplemente del efecto virtuoso que tiene la