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Mostrando las entradas de marzo, 2010

San José, patrono de la vida interior

Celebramos hoy la solemnidad de San José, “patrono de la vida interior”. Podemos preguntarnos por qué es llamado de esa manera. Y me parece que la misma liturgia de la Misa nos da pistas para entenderlo. La antífona de entrada nos pone en contexto, al aplicar a José el piropo que da el Señor en una parábola a un santo: “este es el siervo prudente y fiel, a quien el Señor puso al frente de su familia”. Siervo bueno, justo, prudente, fiel, que tiene como encargo dirigir el hogar de Dios. La oración colecta lo dice de modo más claro aún: “ Dios todopoderoso, que quisiste poner bajo la protección de san José el nacimiento y la infancia de nuestro Redentor; concédele a tu Iglesia proseguir y llevar a término, bajo su patrocinio, la obra de la redención humana”. Es un gran calificativo para el Santo Patriarca: protector de las primicias de nuestra salvación, del nacimiento y la infancia de nuestro Redentor. Ya vamos captando una primera explicación de su patrocinio de la vida interior: él

Hijo pródigo, alegría y Eucaristía

El cuarto domingo de cuaresma, la Iglesia nos invita a recordar la parábola del Hijo pródigo –o del Padre misericordioso, como también se le llama-. El Catecismo de la Iglesia (n. 1439) hace un recuento breve, fijándose en los puntos claves del relato:  “El proceso de la conversión y de la penitencia fue descrito maravillosamente por Jesús en la parábola llamada “del hijo pródigo”, cuyo centro es “el Padre misericordioso” (Lc 15,11-24): (1) la fascinación de una libertad ilusoria, el abandono de la casa paterna; (2) la miseria extrema en que el hijo se encuentra tras haber dilapidado su fortuna; (3) la humillación profunda de verse obligado a apacentar cerdos, y peor aún, la de desear alimentarse de las algarrobas que comían los cerdos; (4) la reflexión sobre los bienes perdidos; (5) el arrepentimiento y la decisión de declararse culpable ante su padre, el camino del retorno; (6) la acogida generosa del padre; (7) la alegría del padre: todos estos son rasgos propios del proceso