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Mostrando las entradas con la etiqueta oración

Santa María, Madre de Dios

La Iglesia dedica el primer día del año a conmemorar la solemnidad de la maternidad divina de Santa María. Como dice el Catecismo: “Dios envió a su Hijo, pero para ‘formarle un cuerpo’ quiso la libre cooperación de una criatura. Por eso desde toda la eternidad, escogió, para ser Madre de su Hijo, a una hija de Israel, una joven judía de Nazaret” (n. 488). En el Nuevo Testamento se habla desde el comienzo de la Virgen María como Madre de Jesús, y de Jesús como Hijo de Dios. Por un silogismo lógico, María entonces es la Madre de Dios. Uno de los primeros textos sagrados que menciona el tema lo hace de modo contundente, y por eso es la segunda lectura de la Misa (Ga 4, 4): cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer.   Más adelante, desde el siglo II, para reafirmar contra los gnósticos y los docetas que Jesús era verdadero hombre, los Padres de la Iglesia (Ignacio, Justino, Ireneo, Tertuliano) insistieron en la maternidad de santa María. A finales d

Jesús camina sobre las aguas

En el capítulo 14 del evangelio de Mateo se narra cómo, después de la muerte de Juan el Bautista, Jesús trató de apartarse en un lugar desierto. Sin embargo, la gente se dio cuenta y una gran multitud le siguió hasta forzar el corazón de Jesús a realizar la primera multiplicación de los panes (cf. Mt 14,22-33). Enseguida Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y después de despedir a la gente subió al monte a solas para orar. El Maestro nos da ejemplo de priorizar la oración, la vida interior, el trato con su Padre. Es fácil imaginarse que, en aquella noche, Jesús pediría por sus discípulos, encomendaría los frutos de la lección que tenía previsto darles poco más tarde. Pero en su diálogo con el Padre no solo estarían los Doce, sino también todos aquellos que escucharían esas enseñanzas a lo largo de la historia, como tú y yo. El Señor nos da ejemplo de cómo ha de ser nuestra vida de apóst

La oración en el huerto

El Evangelio de san Marcos dice que, después de la última cena, Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní (26,36). En arameo esta palabra significa “prensa de aceite”, por lo cual se intuye que en ese lugar se procesaban las olivas cosechadas en los alrededores. Se trata de un pequeño rincón del valle del Cedrón, al oriente de Jerusalén, en la base del monte de los Olivos (Díez, 2010,148). San Lucas añade que Jesús lo visitaba con frecuencia para orar cuando se encontraba en la Ciudad Santa: se encaminó, como de costumbre, al monte de los Olivos (22,39). Costumbre de orar. El Señor nos da ejemplo de piedad frecuentemente: antes de los grandes acontecimientos, como la elección de los Doce, pasa la noche en oración; al hacer milagros, el Evangelio lo muestra en diálogo con su Padre. Ahora, en la recta final de su paso por la tierra, también es modelo de plegaria: Y dijo a los discípulos: «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar». ¡Qué importante es dedicar unos

La transfiguración del Señor

La liturgia contempla dos veces en el año el misterio de la transfiguración de Cristo: el segundo domingo de Cuaresma y el 6 de agosto, cuarenta días antes de la Exaltación de la Cruz. En ambos casos, la Iglesia nos muestra esta escena como anticipo de la resurrección gloriosa, que será fruto del sacrificio en el Calvario. Así como el bautismo fue el umbral para el inicio de la vida pública de Jesucristo, la transfiguración es como una obertura para la recta final de su vida en la tierra (cf. CEC 556). Jesús tomó a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto del monte para orar (Lc 9,28-36). El Señor asciende al Tabor, un cerro de 588 metros de altura, pero que se ve más grande en medio del desierto galileo. Lo acompañan los mismos tres discípulos que más tarde lo verán padecer en la oración del huerto de Getsemaní. «De nuevo nos encontramos —como en el Sermón de la Montaña y en las noches que Jesús pasaba en oración— con el monte como lugar de máxima cercanía de Dios» (Benedict

Rogad al dueño de la mies que mande trabajadores a su mies

I. El profeta Isaías es el protagonista de los primeros días del Adviento. Hemos considerado esta semana, en primer lugar, el capítulo 11, cuando anuncia sus “Promesas de paz” ante la destrucción causada por la invasión asiria. La primera profecía consiste en que brotará un “nezer”, un renuevo (vivo) del tronco (seco) de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor . Más adelante, en el capítulo 25, hemos considerado el banquete del Señor, que la liturgia relaciona claramente con el salmo 22 (Habitaré en la casa del Señor por años sin término) y con la multiplicación de los panes (Mt 15), mostrando así que la profecía se cumplió con el nacimiento de Jesús en la “casa del pan” que es Belén. También hemos meditado sobre el cántico de acción de gracias que Isaías transcribe en el capítulo 26: Que entre un pueblo justo, que observa la lealtad. El evangelio de Mateo (7,27) anuncia en qué consiste esa lealtad exigida para entrar en la ciudad

Actividad en Cafarnaún

San Marcos, en su estilo directo y gráfico, enseña desde el primer momento cuál era el talante de Jesús: lo muestra como un predicador exigente y polémico. Antes de narrar los primeros milagros, aparece el Señor en la sinagoga haciendo los primeros pasos con su grupo de discípulos (Mc 1,21-28): Y entran en Cafarnaún y, al sábado siguiente, entra en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Es significativo que la liturgia (domingo IV-B) relaciona este pasaje con el capítulo 18 del Deuteronomio, en el que Moisés promete al pueblo un nuevo profeta: El Señor, tu Dios, te suscitará de entre los tuyos, de entre tus hermanos, un profeta como yo . Con esta promesa comienza Benedicto XVI su libro sobre Jesús de Nazaret. Llama la atención que Dios no promete un nuevo rey, como David, sino un nuevo profeta, al estilo de Moisés. El papa alemán expone el contexto en el que se anuncia esa promesa: en medio de un a