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María Magdalena

Celebramos la fiesta de santa María Magdalena , y  en el Evangelio de la Misa  nos topamos con el final de la vida terrena de Jesús. Han pasado los dolorosos momentos de la pasión y muerte de nuestro Señor. Al tercer día, se cumplirían todas las promesas por las cuales aquellos seguidores lo habían dejado todo. Después de la «noche del alma» que pasaron durante el Viernes y el Sábado Santos, aquellos discípulos recibirían el premio a su fe y a su perseverancia: podrían ver cumplidas las Escrituras con la Resurrección de Jesús. ¡Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación y vana también vuestra fe! , aseguraba san Pablo (1 Co 15,14). Detengámonos, en nuestro diálogo con Jesucristo, para considerar una aparición del Señor glorioso , que nos podrá servir para darnos más cuenta de que esa llamada a la santidad y al apostolado que hemos meditado hasta ahora no es un acontecimiento del pasado, perdido en la historia. Contemplar a Jesús vivo, por todos los sigl

Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas

1. Al final de su evangelio, San Lucas presenta a Jesucristo en Jerusalén. Después de la entrada triunfal el Domingo de ramos, el Señor aparece impartiendo sus enseñanzas en el Templo, que era el orgullo de los jerosolimitanos, pues estaba adornado con bellas piedras y ofrendas votivas. El origen de este edificio se remonta al Templo de Salomón, que había sido destruido en el siglo VI a.C. Después del exilio de Babilonia, Zorobabel lo reconstruyó, pero le quedó pequeño y simple. Ya en tiempos cercanos al nacimiento de Jesús, el rey Herodes el Grande, amante de la arquitectura, hizo un gran proyecto para reconstruirlo: solo trabajaron sacerdotes, para que no lo construyeran manos impuras. Comenzó la obra el 19 a.C. y no terminó la última decoración hasta el 64 d.C. En la escena que presenta el tercer evangelio (Lc 21,5-19), Jesucristo lo ve casi concluido (corría más o menos el año 27 d.C., o sea que la obra llevaba unos 46 años, como dice el evangelio de Juan 2,20). Era mucho más