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El perdón de la mujer pecadora

El primer Ángelus que pronunció el papa Francisco después de su elección, estuvo marcado por una palabra: misericordia. Y aquel mediodía del domingo 17 de marzo, con apenas cuatro días de pontificado, contó una anécdota que aún perdura en quienes la escucharon: « Recuerdo que, en 1992, apenas siendo Obispo, (…) se acercó una señora anciana, humilde, muy humilde, de más de ochenta años. La miré y le dije: “Abuela, ¿desea confesarse? ” Sí, me dijo. “ Pero si usted no tiene pecados… ”. Y ella me respondió: “Todos tenemos pecados”. Pero, quizá el Señor no la perdona... “El Señor perdona todo”, me dijo segura. Pero, ¿cómo lo sabe usted, señora? “Si el Señor no perdonara todo, el mundo no existiría” » . Ahora contemplaremos en nuestra oración una escena del Evangelio que muestra la realidad de estas palabras (Lc 7,36-50). Un fariseo, llamado Simón, lo invitó a un banquete en su casa. Un fariseo le rogaba que fuera a comer con él y, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa.

Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero

Al final de la cincuentena pascual, leemos de nuevo el final del Evangelio de Juan (21,15-19): “Cuando acabaron de comer, le dijo Jesús a Simón Pedro: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Le respondió: —Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Le dijo: —Apacienta mis corderos . Volvió a preguntarle por segunda vez: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Le respondió: —Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Le dijo: — Pastorea mis ovejas. Le preguntó por tercera vez: —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se entristeció porque le preguntó por tercera vez: «¿Me quieres?», y le respondió: — Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero. Le dijo Jesús: — Apacienta mis ovejas”. Los Padres de la Iglesia ven, en este pasaje evangélico, a Jesús que actúa como Buen Pastor. Después de las negaciones de Pedro, el Señor le otorga el primado que le había anunciado: el poder de las llaves. Benedicto XVI comenta en Jesús de Nazaret: “Se confía a Pedro la misma tarea de pastor que pertenece a Jesús