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Mostrando las entradas con la etiqueta Mateo 14;13-21

El descanso cristiano

Después de la misión apostólica, Marcos relata el regreso de los discípulos que le cuentan a Jesús todas las peripecias de sus correrías apostólicas: Reunidos los apóstoles con Jesús, le explicaron todo lo que habían hecho y enseñado. Le narran los milagros, las curaciones, los exorcismos; pero también la doctrina que estuvieron predicando, lo que habían aprendido a su lado. Y les dice: —Venid vosotros solos a un lugar apartado, y descansad un poco. Llama la atención esta actitud paternal del Señor, su preocupación por los detalles más pequeños, su cuidado por aquel grupo de discípulos, que conforman su nueva familia, en la que Él atiende incluso lo más material, como el descanso. Tenemos que aprender del Señor a cuidar de esos tiempos de pausa en el trabajo, tan necesarios para recuperar las fuerzas físicas pero también para no dejarnos apabullar por la barahúnda del movimiento social en el que nos movemos. Descansar es parte importante de la santificación de la vida co

Multiplicación de los panes y de los peces

Después del discurso de las parábolas, Mateo presenta a Jesús en una barca hacia un lugar desierto, a solas con sus discípulos. Cuando la gente se enteró le siguió a pie desde las ciudades. Nos haces falta, Señor, y tenemos que buscarte como aquella multitud, a pesar de que haga falta peregrinar para encontrarte. Tu respuesta es inmediata: Al desembarcar vio una gran muchedumbre y se llenó de compasión por ella y curó a los enfermos. Compasión de Jesús, que conoce nuestras necesidades, nuestras aspiraciones, nuestros intereses creados: te seguimos, pero porque buscamos la ganancia secundaria, que cures nuestros enfermos. Esa compasión de Jesús es una característica divina en el Antiguo Testamento. Y debemos aprender de ti a compadecernos de los demás, con obras: Hay que abrir los ojos, hay que saber mirar a nuestro alrededor y reconocer esas llamadas que Dios nos dirige a través de quienes nos rodean. No podemos vivir de espaldas a la muchedumbre, encerrados en nuestro pequ

Cinco panes y dos peces

Hacemos una pausa en el relato evangélico de San Marcos, que hace una semana nos dejó con Jesús frente a una gran multitud, de la cual sintió compasión porque andaban como ovejas que no tienen pastor.  La misericordia se nota en que les enseña. Pero además hace un milagro portentoso. Es aquí donde cede la palabra al apóstol San Juan, que le da mayor realce al signo y una gran explicación teológica. Por eso, durante los próximos cinco domingos consideraremos el capítulo sexto del cuarto evangelio, uno de los pasajes más profundos del Nuevo Testamento. Después de esto partió Jesús a la otra orilla del mar de Galilea, el de Tiberíades.   Iniciativa de Jesús, busca a la gente. Quiere que todos se salven, no se contenta con esperarlos. Así espera que nosotros salgamos al encuentro de las almas, para llevarles el tesoro de la vida divina y que también aprendamos de ellas en ese diálogo maravilloso de la amistad.  Le seguía una gran muchedumbre porque veían los signos que

Eucaristía

Para que entendamos su mensaje, Jesús habla y actúa de acuerdo con nuestros propios intereses: si en ocasiones enseña con parábolas relacionadas con el mundo de los negocios , en otras él mismo se adelanta a suplir las necesidades básicas de los pobres y de los enfermos. Así lo presenta Mateo (14, 13-21): después de la muerte de Juan Bautista, Jesucristo quiere apartarse de la gente para orar. Pero al ver la multitud que le sigue, se llenó de compasión por ella y curó a los enfermos. Cuando los apóstoles quieren despedir a la muchedumbre para que coman en sus aldeas, Jesús les dijo: —No hace falta que se vayan, dadles vosotros de comer. Ellos le respondieron: —Aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces . Él les dijo: —Traédmelos aquí. Entonces mandó a la gente que se acomodara en la hierba. Tomó los cinco panes y los dos peces, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los dio a los discípulos y los discípulos a la gente. Comieron todos hasta qu