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Mostrando las entradas con la etiqueta Marcos 6;1-6

Nadie es profeta en su tierra

Después de la manifestación de fe de Jairo y de la hemorroísa, san Marcos (6,1-6) pone como en un díptico el cuadro con la reacción de los paisanos de Jesús: Saliendo de allí se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga. Después de una serie de signos que confirmaron a sus discípulos en la fe (¿Por qué tenéis miedo? , ¿Aún no tenéis fe?, había recriminado en el episodio de la tempestad calmada; Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad, fue el reconocimiento para la hemorroísa ; No temas; basta que tengas fe, las palabras de ánimo para Jairo), san Marcos ambienta la expectativa por la reacción que tendrían los parientes y vecinos de Jesús cuando regresa a su tierra natal, a su « patria » . Entre los asistentes al culto estarían los vecinos de toda la vida, de los que se había despedido un par de años atrás, al marcharse a iniciar su vida pública en Cafarnaúm. Estarían los parientes, lo

vocación

En los primeros capítulos del Evangelio de Lucas vemos el inicio de la labor apostólica del Señor. Regresa a su Nazaret, el pueblo donde creció, y predica en la sinagoga: “Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír” . Jesús se apropia la promesa del profeta, dice que él mismo es el Mesías prometido. Inmediatamente después vemos la reacción de los presentes, muy positiva al comienzo: “Todos daban testimonio en favor de él y se maravillaban de las palabras de gracia que procedían de su boca”. Sin embargo, en algunos surge la duda, “y decían: —¿No es éste el hijo de José?” ¿Cómo puede ser posible –pensarían- que aquél que conocimos pequeño, que durante su infancia no hizo nada raro, resulte ser ahora el Hijo de David? Les pasaba lo que cuenta una historia popular, de un campesino que había donado un cerezo de su propiedad para que hicieran con esa madera la imagen de un santo. Pasados los años, le preguntaron por qué le tenía tan poca devoción a ese intercesor, que tenía tan

Fe, santidad, vocación

En la primera lectura del XIV Domingo, Dios llama a Ezequiel (2, 2-5) como un mensajero para que sea mediador entre Él y su pueblo: “ Hijo de hombre, yo te envío a los israelitas, a ese pueblo rebelde, que se ha rebelado contra mí lo mismo que sus antepasados hasta el día de hoy. (...) Y sabrán que en medio de ellos hay un profeta " . Esa es la misión del profeta: hablar al pueblo de parte del Señor. Comenzamos el año sacerdotal y es una buena ocasión para pensar en el tema de la vocación. ¡Tenemos tantos ejemplos de personas que han sido llamadas y que han respondido generosamente! La página web de la Santa Sede pone algunos ejemplos de sacerdotes santos: el Santo cura de Ars, San Josemaría Escrivá, San Luis Alberto Hurtado, y los Beatos Ciriaco Elía, Charles de Foucauld, Bronisá Markiewicz, y Edoardo Poppe. Vocación, llamada divina: Hijo de hombre, yo te envío. Decía Juan Pablo II, recordando su propia vida: “¿Cuál es la historia de mi vocación sacerdotal? La conoc

La vocación o llamada

Me contaba en estos días un amigo que se había encontrado con un viejo conocido, después de varios años sin verse. Le dijo que lo notaba muy conservado, pero como si tuviera menos fuerzas. La respuesta de su amigo lo dejó pensativo: las fuerzas son las mismas, lo que me falta es un sentido para emplearlas. Falta sentido. Es un síntoma bastante frecuente en la sociedad actual. Lo dice una persona mientras se toma un capuchino, y lo dicen los filósofos que vienen estudiando al hombre actual. Hace muchos años, un adolescente llamado Jeremías se encontraba un poco en la misma situación. Se escudaba en su poca edad pensando que ya llegaría el momento de tomarse en serio su vida. Mientras tanto, bastaba con dejarse llevar del día a día, pues trabajo no faltaba. En estas circunstancias, escuchó una voz –sintió que se trataba de la voz de Dios- que le decía: “Antes de plasmarte en el seno materno te conocí , antes de que salieras de las entrañas, te consagré ; te constituí profeta de las

La Biblia, Palabra de vida eterna

En el discurso de Benedicto XVI en Ratisbona, que fue calificado como el más importante del año por la escuela de retórica de esa universidad, el Papa defendía la tesis según la cual el patrimonio griego, purificado de modo crítico, forma parte integrante de la fe cristiana.  A esa tesis se opone la propuesta moderna de la “deshelenización del cristianismo”, que puede observarse en tres etapas: la reforma luterana del siglo XVI, la teología liberal de los siglos XIX y XX, y la propuesta de las nuevas enculturaciones del Evangelio. Hablaremos ahora de la segunda, pues sigue totalmente en boga, como demuestran las cíclicas apariciones de fenómenos editoriales y fílmicos sobre las verdades ocultas sobre el Jesucristo histórico, que se remontan a las hipótesis de von Harnack.  Si no es fácil encontrar católicos que lean con frecuencia los Evangelios, es más difícil aún mostrar personas que sepan explicar cómo fue el proceso de su escritura y conformación, o que sepan responder a las c