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Mostrando las entradas de enero, 2014

La conversión de san Pablo

Celebramos hoy una fiesta importante en la vida de la Iglesia, al comienzo del año: la conversión del apóstol san Pablo. También concluimos el octavario por la unidad de los cristianos, una semana en la que imploramos la intercesión del apóstol de las gentes para que todos seamos uno, como pidió el Señor en la última cena. En nuestro diálogo con el Señor, contemplemos algunos trazos de la vida de esta columna de la Iglesia: Antes de llamarse Pablo, era un fariseo que vivía en la actual Turquía, en Tarso, una ciudad de 300.000 habitantes, donde se ofrecían estudios superiores en artes liberales, una verdadera metrópoli. Pertenecía además a una familia judía, hebreo de pura cepa (Flp 3,5) pero además ciudadano romano, un privilegio que no muchos israelitas poseían. Pablo era orgullosamente judío, como lo vemos en las descripciones que él mismo hace, por ejemplo en la defensa que transmite el libro de los Hechos (22,3): Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, educado en esta ciud