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Mostrando las entradas de septiembre, 2020

Los obreros de la viña

  Mateo estructura su evangelio en torno a cinco grandes sermones de Jesús, como un nuevo Pentateuco que actualiza la revelación divina. El cuarto de ellos es llamado el “discurso eclesiástico”, pues en él Jesús enseña cómo deben ser las relaciones fraternas en la comunidad cristiana en temas como la pobreza, el servicio, la corrección fraterna, el perdón, etc. A partir del capítulo 19, el Señor emprende su camino hacia Jerusalén, donde entregará la vida en redención por nuestros pecados. En ese itinerario se encuentra con el joven rico, al que Jesús invita a seguirle, pero que se marcha triste, porque tenía muchas posesiones (Mt 19, 22). El Maestro concluye la escena comentando a sus discípulos que “muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros” (Mt 19, 30). Este aforismo es el preludio para la enseñanza que consideraremos en esta oración. San Mateo retrata la misericordia divina con una parábola que también muestra el contraste con la actitud humana (20, 1-16). Je

¿Cuántas veces hay que perdonar?

  (Imagen tomada de la película "El mayor regalo")  Es triste contemplar con frecuencia, en los medios de comunicación, situaciones de violencia porque muestran los frutos amargos del pecado original. Desde los tiempos de Caín y Abel la convivencia humana parece condenada a padecer conflictos y violencia debido a las injusticias, las venganzas y los odios de diverso cuño. Junto con ese destino, la humanidad experimenta el ansia de una coexistencia armónica, como requisito para alcanzar el desarrollo y la verdadera paz, que se sitúa más allá del mero silencio de las armas. Todos los análisis concluyen que, para lograrlo, se requiere del diálogo, que lleva a la pregunta por la reparación de las ofensas como condición para el recomienzo de las relaciones pacíficas. Pero la sola justicia no basta. También es necesaria la disposición a perdonar y a reconciliarse, que potencia toda posibilidad de diálogo. (Eslava 2020, p. 11). En el Antiguo Testamento los grandes pecados eran v