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Mostrando las entradas de agosto, 2017

Vocación de los primeros apóstoles

El día siguiente, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Este es el Cordero de Dios». Los primeros apóstoles que se acercaron a Cristo fueron discípulos de Juan Bautista: él los preparó durante un tiempo largo para que, cuando encontraran al Mesías, tuvieran la disponibilidad de seguirle:  Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. También nosotros nos hemos preparado para escuchar a Jesús, para acoger su amor misericordioso, siempre pronto a perdonar nuestras faltas; nos hemos dispuesto para escuchar su llamada y hemos desarrollado un deseo profundo, a pesar de nuestras debilidades, de conocerlo con mayor intensidad:  Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?». Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?». Acudamos al Maestro, en nuestra oración personal, como hicieron esos jóvenes discípulos de Juan, sigamos sus pisadas por las calles de esta tierra santificada po

Jesús camina sobre las aguas

En el capítulo 14 del evangelio de Mateo se narra cómo, después de la muerte de Juan el Bautista, Jesús trató de apartarse en un lugar desierto. Sin embargo, la gente se dio cuenta y una gran multitud le siguió hasta forzar el corazón de Jesús a realizar la primera multiplicación de los panes (cf. Mt 14,22-33). Enseguida Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y después de despedir a la gente subió al monte a solas para orar. El Maestro nos da ejemplo de priorizar la oración, la vida interior, el trato con su Padre. Es fácil imaginarse que, en aquella noche, Jesús pediría por sus discípulos, encomendaría los frutos de la lección que tenía previsto darles poco más tarde. Pero en su diálogo con el Padre no solo estarían los Doce, sino también todos aquellos que escucharían esas enseñanzas a lo largo de la historia, como tú y yo. El Señor nos da ejemplo de cómo ha de ser nuestra vida de apóst