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Las vírgenes prudentes

El quinto y último discurso de Jesús, que recoge el Evangelio de san Mateo, se caracteriza por su tono escatológico y por ser un llamado que el Señor hace, a través de parábolas, para que sus discípulos cuiden la vigilancia. Una de ellas es el pasaje de las vírgenes necias (Mt 25,1-13) : Entonces se parecerá el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. En la tradición oriental, las bodas incluían la espera del Esposo, que hacía la novia acompañada de sus mejores amigas y de sus parientes. Cuando él llegaba, la trasladaba al nuevo hogar, terminada la fiesta de bodas. El Señor cuenta una parábola en la que aparecen dos tipos de acompañantes: Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes. En el relato alaba la prudencia de las cinco primeras, por su previsión. Podemos aprovechar esta meditación para hablar con el Señor de esta virtud fundamental, cardinal (del latín cardo : quicio, gozne), que —junto con la justicia, la forta

Prudencia

Nuestro Señor aconseja a sus discípulos (Mt 10,16): Os envío como ovejas en medio de los lobos; sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas . La vida cristiana, vida sobrenatural, se asienta sobre el fundamento de nuestra naturaleza, de los hábitos que vamos adquiriendo con nuestro esfuerzo diario. El Compendio del Catecismo dice, con la tradición filosófica, que esas virtudes son “disposiciones habituales y firmes para hacer el bien: «El fin de una vida virtuosa consiste en llegar a ser semejante a Dios» (san Gregorio de Nisa)” (n. 377). Luego explica que hay virtudes humanas y sobrenaturales. Las primeras son “perfecciones habituales y estables del entendimiento y de la voluntad, que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta en conformidad con la razón y la fe . Adquiridas y fortalecidas por medio de actos moralmente buenos y reiterados, son purificadas y elevadas por la gracia divina” (n. 378). U