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Mostrando las entradas con la etiqueta sinceridad

El demonio mudo

En el capítulo once de san Lucas, se continúa narrando el viaje de Jesús desde Galilea hasta Jerusalén. En medio de las diversas enseñanzas que trae este pasaje, se narra como de pasada otro milagro más, que es al mismo tiempo de curación y exorcismo: Estaba expulsando un demonio que era mudo. Y cuando salió el demonio, habló el mudo y la multitud se quedó admirada . En Mateo se dice que este mudo era, además, sordo y ciego. Por eso comenta San Jerónimo que “En un solo hombre hizo el Señor tres prodigios: darle la vista, darle la palabra, y librarlo del demonio. Y lo que hizo entonces exteriormente, lo hace todos los días en la conversión de los pecadores, que después de verse libres del demonio, reciben la luz de la fe y consagran su lengua, incapaz antes de hablar, a las alabanzas divinas”. El pasaje continúa en una discusión del Maestro con los fariseos, que lo acusan de actuar como enviado del demonio, a lo que el Señor les responde que no puede haber división en ningún bando

Humildad: conviene que Él crezca

En esta última semana de Navidad, hemos visto a Jesús como el Mesías anunciado. Sus obras milagrosas lo confirman: la multiplicación de los panes y de los peces, su caminar sobre las aguas, la curación del leproso. Hoy, la Liturgia de la  Palabra nos aproxima a la celebración del Bautismo del Señor, que será el próximo domingo: Jesús fue con sus discípulos a la región de Judea, y allí convivía con ellos y bautizaba. También Juan estaba bautizando en Ainón, cerca de Salim, porque allí había mucha agua, y acudían a que los bautizara–porque aún no habían encarcelado a Juan.  El cuarto Evangelio nos muestra a San Juan Bautista cumpliendo su misión de Precursor. Él anuncia la inminente llegada del Mesías e insiste en la importancia de prepararse con una conversión radical. Las multitudes se congregan para escuchar este mensaje y responden con generosidad a su propuesta: hacen una especie de confesión general de sus pecados ante Juan y manifiestan su deseo de enmienda con el símbolo ex

Sinceridad

En el Evangelio de San Lucas aparece, poco después de la parábola del sembrador, el deseo de María y los familiares de Jesús de saludar a su pariente (Lc 8,19-21). La respuesta del Señor, solo en apariencia sorprendente, tiene íntima relación con la parábola apenas contada: “En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus parientes, pero no pudieron llegar hasta él a causa del gentío. Entonces le avisaron: "Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte". El les respondió: "Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica" . Esta respuesta complementa la parte final de la parábola: “Lo que cayó en tierra buena son los que oyen la palabra con un corazón bueno y generoso, la conservan y dan fruto mediante la perseverancia”. Escuchar la palabra con generosidad, conservarla, ponerla en práctica constantemente, para dar fruto. Quien hace esto es el verdadero discípulo de Cristo, es como el hermano y la Madre del Señor.