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Confesión

Estamos en Adviento. El período de Adviento del año mariano. La liturgia nos ayuda a prepararnos: Escuchen, pueblos, la palabra del Señor; anúncienla en todos los rincones de la tierra: He aquí que vendrá nuestro Salvador; ya no tengan miedo.  Proclamar la llegada del Señor, puede ser la mejor manera de preparar su celebración: “Escucha, Señor, nuestras plegarias y ayúdanos a prepararnos a celebrar con verdadera fe y pureza de corazón el misterio admirable de la Encarnación de tu Hijo”. Pero no deja de ser exigente la petición: con verdadera fe y pureza de corazón . Solo si el Señor nos purifica podremos estar dispuestos. Isaías (35, 1-10) asegura: Dios mismo viene a salvarnos. Isaías. Esto dice el Señor: "Saltarán de alegría el desierto y la tierra reseca; la llanura se regocijará y florecerá; florecerá como el lirio, se regocijará y dará gritos de alegría. Fortalezcan las manos cansadas, afiancen las rodillas vacilantes, digan a los cobardes de corazón:

Vocación de María: valentía de osar con Dios

La solemnidad de la Inmaculada Concepción de María está llena de consideraciones para nuestra vida: ya hemos meditado sobre el pecado y la libertad, al leer el Protoevangelio del Génesis. El Evangelio del día nos hace ver una escena que para el Papa Benedicto XVI “es una de las páginas más hermosas de la sagrada Escritura ”. Con esa presentación la veremos, seguramente, con ojos más atentos: “ En el sexto mes fue enviado el ángel Gabriel de parte de Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David. La virgen se llamaba María. Y entró donde ella estaba y le dijo: —Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo”.  El Papa comenta que el saludo del ángel: “está entretejido con hilos del Antiguo Testamento, especialmente del profeta Sofonías. Nos hace comprender que (…) en la humildad de la casa de Nazaret vive el Israel santo, el resto puro. Dios salvó y salva a su pueblo. Del tronco abatido resplandece nue

Inmaculada Concepción

8 de diciembre. Celebramos hoy la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Como dice la Bula Ineffabilis Deus que Pío IX, proclamó el 8-XII-1854, la Virgen fue preservada “inmune de toda mancha de culpa, en atención a los méritos de Cristo. (...) Fue sede de todas las gracias divinas y de todos los carismas del Espíritu Santo, hasta el punto de no haber estado nunca bajo el poder del mal”.  Hay un himno de la Liturgia de las Horas para esta solemnidad que alaba a la Virgen con unas palabras hermosísimas. El canto le aplica a Ella una serie de figuras del Antiguo Testamento: “ El inicio de la vida de la Virgen , Madre de Dios, hace que despunte para la melodía de este himno, un motivo nuevo de alegría. Oh María, gloria del mundo, Hija de la Luz . El pecado original salpicó a todos los mortales, pero aparte de tu Hijo, sólo Tú estuviste siempre libre de culpa. eterna, a Quien tu Hijo preservó de toda mancha. Y como David doblegó la arrogancia de Goliat, así tu pie aplastó l

Madre humilde

6 de diciembre Llegamos hoy al séptimo día de la Novena en honor de la Inmaculada Concepción , cuando la Iglesia celebra a San Nicolás de Bari. Las lecturas propias de la fiesta presentan al profeta Isaías (6, 1-8) que nos narra su vocación: “Escuché entonces la voz del Señor que decía: "¿A quién enviaré? ¿Quién irá de parte mía?" Yo le respondí: "Aquí estoy, Señor, envíame "”.  San Lucas reseña en su Evangelio (10, 1-9) los consejos que Jesús da a los setenta y dos discípulos cuando los envía como misioneros: “ En la casa en que entréis decid primero: «Paz a esta casa». Y si allí hubiera algún hijo de la paz, descansará sobre él vuestra paz; de lo contrario, retornará a vosotros. Permaneced en la misma casa comiendo y bebiendo de lo que tengan, porque el que trabaja merece su salario. No vayáis de casa en casa. Y en la ciudad donde entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad a los enfermos que haya en ella y decidles: «El Reino de Dios está cerca d

Madre de Misericordia

Diciembre 5, sexto día de la Novena a la Inmaculada En el pasaje de la visitación de la Virgen a su prima Isabel, hay un momento en que nuestra Madre desborda de alegría en un himno tejido con textos del Antiguo Testamento: “María exclamó: —Proclama mi alma las grandezas del Señor, y se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador: (…) Porque ha hecho en mí cosas grandes el Todopoderoso, cuyo nombre es Santo; su misericordia se derrama de generación en generación sobre los que le temen. Manifestó el poder de su brazo. (…) Protegió a Israel su siervo, recordando su misericordia, como había prometido a nuestros padres, Abrahán y su descendencia para siempre ”.  Juan Pablo II comentaba este pasaje de San Lucas diciendo que “en el Magnificat , cántico verdaderamente teológico porque revela la experiencia del rostro de Dios hecha por María, Dios no solo es el Poderoso , para el que nada es imposible, como había declarado Gabriel, sino también el Misericordioso , capaz de ternura y fidelidad

Esposa de Dios Espíritu Santo

Diciembre 4 Estamos ya en el quinto día de la Novena en honor de la Inmaculada Concepción de María y las lecturas de hoy siguen animándonos a preparar la venida del Mesías. En concreto, nos hablan de la estrecha relación del Cristo esperado con el Espíritu Santo. Isaías (11, 1-10) dice que brotará un fruto del tronco de Jesé y que el Espíritu del Señor se posará sobre él . Y san Lucas (10, 21-24) complementa esa lectura con la narración del éxtasis de Jesús: “Se llenó de gozo en el Espíritu Santo y dijo: —Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y las has revelado a los pequeños”. Hace unos días leíamos cómo a San Josemaría le conmovían otras palabras de este mismo discurso: “nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre, ni quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo”. Juan Pablo II escribió sobre el papel de la Virgen en nuestra relación con el Espíritu Santo, que la colma a ella y a

Hija de Dios Padre

Novena Inmaculada, 4o. Día. Estamos ya en el cuarto día de la Novena en honor de la Inmaculada Concepción de María. San Lucas narra en su Evangelio que el ángel saluda a María con una expresión muy peculiar, “ jaire, kejaritomene ”: “alégrate, llena de gracia”. Juan Pablo II comenta que la traducción más adecuada sería: “alégrate, tú que has sido hecha llena de gracia”, o “colmada de gracia”, lo cual indicaría claramente que esa situación suya se trata de un don hecho por Dios a la Virgen. Ese mismo verbo lo usa San Pablo para indicar la abundancia de gracia que nos concede el Padre en Hijo amado. María la recibe como primicia de la redención. El papa Magno concluye que “en María, la gratuidad de la misericordia divina alcanza su grado supremo. En ella, la predilección de Dios, manifestada al pueblo elegido y en particular a los humildes y a los pobres, llega a su culmen”. Ella es la hija predilecta de Dios Padre.  Vamos a contemplar en este día ese regalo de Dios a los se