Una vez más — y esta es la quinta ocasión en que lo hace — , san Lucas presenta al Señor invitado a un banquete (cap.14). Muestra, de esta forma, la actitud amistosa de Jesús, que vino para acompañarnos, para estar cerca de nosotros, hasta quedarse a nuestra disposición hecho pan en la Eucaristía: Un sábado, entró él en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando. Un fariseo importante le invita, para observarlo. No es una propuesta fraternal, sino una trampa. Pero Jesús pasa a la ofensiva, al ver la falta de educación de los invitados, que se sentaban en los lugares privilegiados. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía una parábola. Es la tendencia humana al reconocimiento, a llamar la atención. Se trata de una actitud bastante común: incluso hay quien se sienta un poco atrás, pero como estrategia, para que lo asciendan. Es el primer pecado del hombre: la soberbia. El Diccionario la define como « altivez y apeti
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