Tenía un amigo en la carrera que era conocido no solo por ser un buen jugador de fútbol y estudiante de Medicina –hoy es uno de los mejores pediatras de su ciudad- sino, sobre todo, por su nobleza. Una de las manifestaciones de esa actitud era que siempre te daba las gracias por todo. Yo, que no me caracterizaba por esas virtudes, un día intenté hacerle una broma con ese tema, preguntándole por qué razón le gustaba tanto dar las gracias a toda hora. Me respondió que se lo habían aconsejado en un curso de relaciones humanas: agradecer mucho, en todas partes, por los pequeños o grandes favores que se reciben a lo largo del día. Para continuar la broma, a partir de entonces, cada vez que me agradecía, yo le daba las gracias por darme las gracias… Bromas aparte, está claro que la virtud de la gratitud es alabada en la Sagrada Escritura con frecuencia. Por ejemplo, en el segundo libro de los Reyes (5, 14-17) se presenta como meritorio el agradecimiento de Naamán, un rey extranjer
@argumentaciones.Homilías de un sacerdote católico. Audios disponibles en https://co.ivoox.com/es/suscripciones_jb_8330681_1.html o en canal "argumentaciones" de Spotify (Imágenes tomadas en su mayoría de http://www.centroaletti.com/).