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Mostrando las entradas con la etiqueta vocación

Camino, Verdad y Vida

El contexto del Evangelio que se lee el V domingo de Pascua es la última cena. Acaba de salir Judas del cenáculo, por lo que Jesús ha recuperado esa intimidad que extrañaba con la presencia de aquel pobre hombre, que estaba sordo para su última revelación. Quizá algunos se dieron cuenta del momento en que Jesús le hizo ver a ese discípulo que sabía de su traición, tratando de moverlo a la conversión. Y al ver que se iba después de las palabras “lo que vas a hacer, hazlo pronto”, sentirían inquietud interior. El ambiente era tenso, varios habían perdido la serenidad. Por eso, Jesús sale al paso diciendo: No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios, creed también en mí. Un llamado a la fe, que hará más falta que nunca en las próximas horas. Dice el Catecismo ( 53) que la fe es una gracia, un don de Dios, una virtud sobrenatural infundida por él; pero que al mismo tiempo es un acto humano : “en la fe, la inteligencia y la voluntad humanas cooperan con la gracia divina”. Por eso le pe

Junto al pozo de Sicar: la samaritana

1. Continuamos avanzando en nuestro itinerario cuaresmal y llegamos hoy al tercer domingo , con el cual retomamos el curso catecumenal, preparación para los que se bautizarán en la próxima Pascua y rememoración de los compromisos bautismales para los que ya recibimos ese sacramento. San Juan nos invita a acompañar a Jesús, de regreso de Jerusalén, donde la animadversión de los fariseos había aumentado: “cuando supo Jesús que los fariseos habían oído que él hacía más discípulos y bautizaba más que Juan –aunque no era Jesús quien bautizaba, sino sus discípulos–, abandonó Judea y se marchó otra vez a Galilea”. El Señor se dirige al norte, donde tenía sus orígenes y donde había desarrollado el período inicial de su apostolado. Jesucristo escoge el camino más corto, pasando por Samaría, aunque tuviera que encontrarse con personas que no miraban bien a los judíos: había una historia de siglos de confrontación entre las dos poblaciones, pues ambas se consideraban las verdaderas adoradoras d

San José, hombre de fe

Celebramos hoy, en plena Cuaresma, la fiesta de San José. Pero no es una ruptura en el ritmo de oración, penitencia y caridad que estamos tratando de forjar desde el pasado miércoles de ceniza. Al contrario, contemplar la figura y el ejemplo de nuestro Padre y Señor nos ayudará a afinar en el itinerario cuaresmal que nos llevará a celebrar mejor preparados la Pascua. En la primera lectura tenemos una promesa mesiánica (2S 7,4-16). David se había propuesto construir un templo junto a su palacio, pero el Señor rechaza la oferta. En cambio, le manifiesta su voluntad de construirle una casa o dinastía a David. El sucesor de David construirá su templo. Y la dinastía quedará establecida para siempre (Campbell y O´Brien): Cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré el trono de su realeza. Él construirá una casa para mi nombre, y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre. Yo se

Luz del mundo

Estamos en los comienzos del tiempo ordinario de un nuevo año litúrgico, y comentaremos en estas semanas el Evangelio de Mateo, que se caracteriza por mostrar a Jesús como el Mesías prometido. En el tercer domingo, nos presenta al Maestro que comienza su ministerio en Galilea. Acaban de pasar las tentaciones del desierto, y el evangelista presenta a Jesús en esa zona con un fin específico: mostrar que en Él se cumplen las promesas del Antiguo Testamento. ¿Por qué comienza en Galilea su vida pública? En aquel entonces, aquella región se denominaba “Galilea de los gentiles” o “de los paganos”. Había sido un destino de deportación de inmigrantes que el Imperio enviaba desde diversas zonas. De ahí el nombre. Y quizá por eso exclamará Natanael: ¿de Nazaret puede venir algo bueno? Por eso, explica Benedicto XVI, Mateo afronta la “sorpresa de que el Salvador no viniera de Jerusalén y Judea, sino de una región que ya se consideraba medio pagana”. De este modo, lo que podría considerarse una

San José y la voluntad de Dios

Llegamos al último domingo antes de la Navidad y la liturgia nos ayuda a prepararnos para celebrar esta solemnidad. En la primera lectura, aparece la famosa profecía de Isaías 7,14, tan fácil de memorizar (7x2=14). En ella, aparece el profeta delante del rey Ajaz, animándolo a que no haga alianzas con otros reyes, sino a confiar en que el Señor estará con él. Para garantizar la seriedad de su consejo, lo invita a pedirle un signo, que sea la muestra de que Dios está de su parte. Como el rey ya tiene la decisión tomada en contra, se justifica con un prejuicio Pseudo-religioso: “no lo pediré y no tentaré al Señor”. Entonces el profeta responde: -“Escuchad, casa de David: « ¿Os parece poco cansar a los hombres para que canséis también a mi Dios? Pues bien, el propio Señor os da un signo. Mirad, la virgen está encinta y dará a luz un hijo, a quien pondrán por nombre Emmanuel”. La palabra original puede entenderse simplemente como “muchacha”: cuando al poco tiempo la joven espo