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Mostrando las entradas con la etiqueta eucaristía

Una Alianza que compromete y une

(Domingo XXI-B) En la colecta de la Misa de este Domingo se nos habla de unidad, rememorando la narración de san Lucas en los Hechos de los Apóstoles, de los cuales dicen que eran “un solo corazón y una sola alma”, que vivían “consumados en la unidad”. Se alaba al Señor que puede hacer ese prodigio de la comunión: “Dios nuestro, tú que puedes darnos un mismo querer y un mismo sentir, concédenos a todos amar lo que nos mandas y anhelar lo que nos prometes para que, en medio de las preocupaciones de esta vida, pueda encontrar nuestro corazón la felicidad verdadera”.   Le pedimos que nos ayuda a comprometernos con Él: amar lo que Él ama, esperar sus promesas. Como ha dicho repetidas veces el Papa Benedicto XVI, ése el camino de la felicidad verdadera. El Cristianismo no es aburrido: Brota en nosotros la sospecha de que una persona que no peca para nada, en el fondo es aburrida; que le falta algo en su vida: la dimensión dramática de ser autónomos; que la libertad de decir no, el baj

El pan de vida

(Domingo XX-B). La Oración Colecta de esta semana alaba a Dios-Amor, en la línea de la teología de San Pablo ( « ni ojo vio ni oído oyó las maravillas que Dios tiene preparadas para aquellos que le aman », « el amor ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu que se nos ha dado» ) : «Oh Dios, que has preparado bienes inefables para los que te aman ; e nciende nuestros corazones con el fuego de tu amor para que, amándote en todo y sobre todas las cosas , consigamos alcanzar tus promesas, que superan todo deseo». Ese amor de Dios se manifiesta, sobre todo, en la Eucaristía. En la primera lectura se considera un texto de los Proverbios 9, 1-6: Comed de mi pan y bebed el vino que he mezclado . La Sabiduría añade que de este modo se deja la inexperiencia, se vivirá; se podrá seguir el camino de la prudencia. Por eso, el cristiano que comulga puede entonar el Salmo 33: Gustad y ved qué bueno es el Señor . Gracias a él es posible apartarse del mal y obrar el bien, buscar

El pan de los fuertes

(Domingo XIX-B). Elías sufre una persecución debida a su fidelidad a Dios, hasta el punto de desear morir. Así es el camino de Dios: no omite la Cruz. Pero ofrece la ayuda. En medio del sueño en el desierto, el ángel le despierta para que coma. Una segunda vez le impide el descanso, y le ordena seguir el camino: " Con la fuerza de aquel alimento, caminó hasta el monte del Señor" (1Reyes 19, 4-8) , hasta el Horeb, de donde ascendió hasta la vida eterna.  La Biblia de Navarra explica que Elías repite el camino del pueblo elegido al salir de Egipto perseguido por el Faraón. Y, citando el Catecismo Romano, compara este alimento con la Eucaristía: “los fieles, en este mundo, por la gracia de este sacramento, disfrutan de suma paz y tranquilidad de conciencia; reanimados después con su virtud suben a la gloria y bienaventuranza eterna, a la manera de Elías, quien fortalecido con el pan cocido debajo de la ceniza, anduvo hasta llegar al Horeb, monte de Dios, cuando le llegó e