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Navidad: alegría, optimismo, esperanza

La Misa de la vigilia de Navidad comienza pidiendo al Señor que, “así como ahora acogemos a tu Hijo, llenos de júbilo , como a nuestro redentor, así también cuando venga como juez, podamos recibirlo llenos de confianza”. Y uno puede pensar qué sentido tiene hablar de júbilo en un tiempo como el nuestro, lleno de eventos negativos de todo tipo. Alguno puede llegar a preguntarse, quizá, si no tendrán razón los que piensan que la Navidad es un momento de anestesia, medio mítico, sin mayores consecuencias verdaderas. Por el contrario, la liturgia está llena de ecos del anuncio de los ángeles: “ ¡Os anuncio una gran alegría!”. En la primera lectura, el capítulo 62 (1-5) de Isaías presenta una celebración jubilosa de Jerusalén: el Señor se ha complacido en ti . Una voz se eleva intercediendo por la bienamada, que fue abandonada por un tiempo: “tu esposo será tu Creador”, había dicho el capítulo 54. (Pelletier): “ Por amor a Sión no me callaré y por amor a Jerusalén no me daré re

Motivos de esperanza

Cada año, en la segunda mitad de noviembre, la liturgia de la Iglesia expone un tema que genera temor en la sociedad actual: el fin del mundo. El ser humano se asusta ante la posibilidad de que esta vida se acabe. Y, al mismo tiempo, cualquier película que hable de este asunto tiene taquilla asegurada. En teología, la materia que estudia estos argumentos, llamada “Escatología”, es una de las que más controversias suscita: ¿en qué consiste propiamente la muerte? ¿qué sucede después de ella? ¿qué son esas estructuras conocidas como el cielo, el purgatorio, el infierno? ¿en verdad existen, o son mitos ya superados? Precisamente por eso la Iglesia insiste en el anuncio de este tema, no sea que, inmersos en la barahúnda de la existencia cotidiana, nos vaya a suceder lo que decía la revista Time: «Nunca hemos corrido tan deprisa hacia ninguna parte». La Revelación cristiana nos enseña que esta vida terrena tiene un origen y un destino, que es Dios. Y con esa instrucción n