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Tercer domingo de Cuaresma

La higuera estéril, un llamado a la conversión cuaresmal:
http://argumentaciones.blogspot.com/search/label/Lucas%2013%3B1-9

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Doce Apóstoles, columnas de la Iglesia

Explica I. de la Potterie (María nel mistero dell’Alleanza) que «la idea fundamental de toda la Biblia es que Dios quiere establecer una Alianza con los hombres (…) Según la fórmula clásica, Dios dice a Israel: “Vosotros seréis mi pueblo y Yo seré vuestro Dios”. Esta fórmula expresa la pertenencia recíproca del pueblo a Dios y de Dios a su pueblo».   Las lecturas del ciclo A para el XI Domingo formulan esa misma idea: En primer lugar, en el Éxodo (19, 2-6a) se presentan las palabras del Señor a Moisés: «si me obedecéis fielmente y guardáis mi alianza, vosotros seréis el pueblo de mi propiedad entre todos los pueblos , porque toda la tierra es mía; seréis para mí un reino de sacerdotes, una nación santa». Y el Salmo 99 responde: « El Señor es nuestro Dios, y nosotros su pueblo . Reconozcamos que el Señor es Dios, que él fue quién nos hizo y somos suyos, que somos su pueblo y su rebaño».  El Evangelio de Mateo (9, 36-38; 10, 1-8) complementa ese cuadro del Antiguo Testamen...

San Josemaría y la vocación a la santidad en la familia

  Las lecturas del domingo XIII del ciclo C giran alrededor de la vocación. En la primera lectura se recuerda la vocación de Eliseo, llamado por Elías para seguirle en el camino profético (1R 19, 16-21). Su respuesta es inmediata, como la decisión de Jesús de cumplir la voluntad del Padre al encaminarse hacia su muerte en Jerusalén, a pesar de la oposición tanto de los samaritanos como de los discípulos (Lc 9, 51-56). Por eso el salmo elegido para este domingo es el 16, que afirma: “El Señor es el lote de mi heredad y mi copa, mi suerte está en tu mano: me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad”. Al final del capítulo noveno (vv. 57-62), san Lucas presenta las disposiciones que comporta el seguimiento de Jesús: ser consciente de que “el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza” (v. 58), y que puede conllevar exigencias radicales como no enterrar al padre (“Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios”, v. 60) o no despedirse...

San Josemaría, un hombre que sabía querer

Celebramos una vez más la fiesta litúrgica de san Josemaría Escrivá, establecida por la Iglesia desde 1992. Hace poco, el papa Francisco recordaba en la Exhortación apostólica “Gaudete et exultate” (nn. 4-5), el sentido de la devoción a los bienaventurados del Cielo: “Los santos que ya han llegado a la presencia de Dios mantienen con nosotros lazos de amor y comunión (…). Podemos decir que ‘estamos rodeados, guiados y conducidos por los amigos de Dios. La muchedumbre de los santos de Dios me protege, me sostiene y me conduce’ (Benedicto XVI). En los procesos de beatificación y canonización se tienen en cuenta los signos de heroicidad en el ejercicio de las virtudes, la entrega de la vida en el martirio y también los casos en que se haya verificado un ofrecimiento de la propia vida por los demás, sostenido hasta la muerte. Esa ofrenda expresa una imitación ejemplar de Cristo, y es digna de la admiración de los fieles”. Vemos en esta cita tres características de los santos: inter...