Dice El Colombiano de hoy 2-IX-2006 que, cuando el país aún no salía del asombro tras conocer un video grabado por agentes de policía, los cuales ("actuando de buena fe"), permitieron que un hombre de 58 años de edad abusara sexualmente de dos niñas para recolectar la prueba y luego llevarla ante un juez, una nueva infamia sacudió el alma nacional: la violación de una niña de cinco años por un suboficial del ejército.
Todos estamos conmovidos por esa serie de noticias tan cercanas en el tiempo: el abuso contra la inocencia infantil es un delito atroz. Pero surge también la pregunta por las causas últimas de esta oleada. Desde luego, debe de haber un trastorno de la personalidad en muchos de los agresores y también hay que llamar la atención de los padres de familia para que estén más atentos al cuidado de sus hijos.
Pero vale la pena mirar si el ambiente exacerbado de sexualidad no juega también un papel importante en esta barahúnda de desatinos. No se entiende cómo, si los principales medios de comunicación se pelean la torta del mercado de lectores de revistas "masculinas" y los canales de televisión defienden la exhibición sexual como medio de alcanzar rating cuando no de "educar" a la juventud, aparecen ahora escandalizados de lo que sucede.
No se trata de imponer censuras externas o de violar la libertad de expresión, sino de darnos cuenta de la responsabilidad que todos tenemos de promover un ambiente sano, sin mojigaterías ni excesos. Que nuestra juventud respire un aire puro, también cultural: enseñarles a valorar la sexualidad, no como ámbito del dominio machista o para la mera satisfacción de instintos, sino como lugar de encuentro amoroso y de donación total a la persona amada.
Todos estamos conmovidos por esa serie de noticias tan cercanas en el tiempo: el abuso contra la inocencia infantil es un delito atroz. Pero surge también la pregunta por las causas últimas de esta oleada. Desde luego, debe de haber un trastorno de la personalidad en muchos de los agresores y también hay que llamar la atención de los padres de familia para que estén más atentos al cuidado de sus hijos.
Pero vale la pena mirar si el ambiente exacerbado de sexualidad no juega también un papel importante en esta barahúnda de desatinos. No se entiende cómo, si los principales medios de comunicación se pelean la torta del mercado de lectores de revistas "masculinas" y los canales de televisión defienden la exhibición sexual como medio de alcanzar rating cuando no de "educar" a la juventud, aparecen ahora escandalizados de lo que sucede.
No se trata de imponer censuras externas o de violar la libertad de expresión, sino de darnos cuenta de la responsabilidad que todos tenemos de promover un ambiente sano, sin mojigaterías ni excesos. Que nuestra juventud respire un aire puro, también cultural: enseñarles a valorar la sexualidad, no como ámbito del dominio machista o para la mera satisfacción de instintos, sino como lugar de encuentro amoroso y de donación total a la persona amada.
Excelente reflesión, más mensaje para los jóvenes...💪👏👏
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