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Los obreros de la viña

  Mateo estructura su evangelio en torno a cinco grandes sermones de Jesús, como un nuevo Pentateuco que actualiza la revelación divina. El cuarto de ellos es llamado el “discurso eclesiástico”, pues en él Jesús enseña cómo deben ser las relaciones fraternas en la comunidad cristiana en temas como la pobreza, el servicio, la corrección fraterna, el perdón, etc. A partir del capítulo 19, el Señor emprende su camino hacia Jerusalén, donde entregará la vida en redención por nuestros pecados. En ese itinerario se encuentra con el joven rico, al que Jesús invita a seguirle, pero que se marcha triste, porque tenía muchas posesiones (Mt 19, 22). El Maestro concluye la escena comentando a sus discípulos que “muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros” (Mt 19, 30). Este aforismo es el preludio para la enseñanza que consideraremos en esta oración. San Mateo retrata la misericordia divina con una parábola que también muestra el contraste con la actitud humana (20, 1-16). Je

¿Cuántas veces hay que perdonar?

  (Imagen tomada de la película "El mayor regalo")  Es triste contemplar con frecuencia, en los medios de comunicación, situaciones de violencia porque muestran los frutos amargos del pecado original. Desde los tiempos de Caín y Abel la convivencia humana parece condenada a padecer conflictos y violencia debido a las injusticias, las venganzas y los odios de diverso cuño. Junto con ese destino, la humanidad experimenta el ansia de una coexistencia armónica, como requisito para alcanzar el desarrollo y la verdadera paz, que se sitúa más allá del mero silencio de las armas. Todos los análisis concluyen que, para lograrlo, se requiere del diálogo, que lleva a la pregunta por la reparación de las ofensas como condición para el recomienzo de las relaciones pacíficas. Pero la sola justicia no basta. También es necesaria la disposición a perdonar y a reconciliarse, que potencia toda posibilidad de diálogo. (Eslava 2020, p. 11). En el Antiguo Testamento los grandes pecados eran v

Salió el sembrador a sembrar...

     Después del sermón del monte y el discurso misionero, el tercer discurso de Jesús que narra el Evangelio de Mateo es el de las siete parábolas, que es un número de plenitud para revelar los misterios del Reino de Dios (Mt 13, 1-23): Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al mar. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y toda la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló muchas cosas en parábolas. Jesús se sirve de la barca de Pedro como púlpito desde el que enseña, en el lago de Genesaret, a una multitud. El Señor quiere contar con nosotros, con nuestra pobre colaboración, para revelar su Palabra a los hombres. Comienza con la primera parábola, que será el tema de nuestra meditación de hoy: “Salió el sembrador a sembrar”. Después del aparente fracaso ante los fariseos, “Jesús, como predicador de la palabra, reflexiona sobre su propio ministerio, valorando los resultados de su predicación” ( Estrada).   “La escena es actual. El sembrado

El ejemplo de san Josemaría en confinamiento

Al final del sermón del monte, san Mateo presenta una serie de enseñanzas de Jesús sobre la vida cristiana (Mt 7, 6.12-14): Todo lo que queráis que haga la gente con vosotros, hacedlo vosotros con ella; pues esta es la Ley y los Profetas. Es la conocida “regla de oro” del comportamiento humano: obrar con los demás como desearíamos que ellos obraran con nosotros. Es una máxima conocida en todas las culturas. Ahora bien, ¿qué tiene de particular en labios de Jesucristo? –el modo de llevarla a la práctica: Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos . La puerta estrecha. No es un simple manual de convivencia, sino una invitación a seguir al Maestro por el camino que conduce al Calvario, para morir con Él en la cruz a través de los pequeños sacrificios de la vida cotidiana. A lo largo de veinte siglos, mil

¡No tengáis miedo!

El estudio de las emociones está de moda en el ámbito académico. Por ejemplo, en los últimos años se ha visto como un factor clave cuando los ciudadanos deciden por quién votar en las elecciones. También se ha señalado su importancia en la comunicación pública, como en las campañas ciudadanas para la prevención de la Covid-19. Una de esas emociones es el miedo, que la mayoría de las veces retrae o, lo que es peor, paraliza a las personas. Sin embargo, a veces también impele a actuar, casi irracionalmente, quizá por el instinto de supervivencia. El miedo emerge ante estímulos que nos incomodan, en ocasiones por traumas de la infancia o por temores más o menos infundados. No sé cuál será el tuyo, pero hay gente que les tiene pavor a las cucarachas, a las ratas, a las serpientes, etc. El temor también puede brotar ante los fenómenos naturales como la lluvia, la oscuridad, etc. Pero también surge ante ciertas personas: por lo que nos han hecho en el pasado o debido al poder que pueden te

Dios, Uno y Trino, es amor

El retorno al tiempo ordinario después de la Pascua está marcado por unas fiestas que conmemoran los misterios centrales de nuestra fe, como si la Iglesia quisiera prolongar la alegría de las celebraciones por la resurrección de Jesucristo y el envío del Espíritu Santo. El domingo siguiente a Pentecostés se ensalza a la Santísima Trinidad, un misterio revelado gradualmente a lo largo de la historia de la humanidad. D esde el origen del ser humano hay manifestaciones de la vida religiosa por medio del arte rupestre, de las primeras esculturas y de la arquitectura iniciales. Esas muestras culturales indican que el hombre se encuentra a la búsqueda de Dios desde cuando conocemos las pruebas de su racionalidad. Es lo que se llama “el hecho religioso”. Lo mejor del caso es que el ser humano no se encuentra solo en esa búsqueda, pues al mismo tiempo Dios también sale a su encuentro. Por la revelación conocemos el relato de la creación del cosmos y de los primeros padres, el establecimien