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Camino, Verdad y Vida

El contexto del Evangelio que se lee el V domingo de Pascua es la última cena. Acaba de salir Judas del cenáculo, por lo que Jesús ha recuperado esa intimidad que extrañaba con la presencia de aquel pobre hombre, que estaba sordo para su última revelación. Quizá algunos se dieron cuenta del momento en que Jesús le hizo ver a ese discípulo que sabía de su traición, tratando de moverlo a la conversión. Y al ver que se iba después de las palabras “lo que vas a hacer, hazlo pronto”, sentirían inquietud interior. El ambiente era tenso, varios habían perdido la serenidad. Por eso, Jesús sale al paso diciendo: No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios, creed también en mí. Un llamado a la fe, que hará más falta que nunca en las próximas horas. Dice el Catecismo ( 53) que la fe es una gracia, un don de Dios, una virtud sobrenatural infundida por él; pero que al mismo tiempo es un acto humano : “en la fe, la inteligencia y la voluntad humanas cooperan con la gracia divina”. Por eso le pe

Jesús y los discípulos de Emaús

Estamos celebrando la Resurrección del Señor. Y podemos meditar un pasaje del Evangelio muy significativo, que ocurre el mismo domingo de Pascua, ya entrada la tarde. Dos discípulos regresan a su pueblo, situado a unos 12 kms de Jerusalén. La caminada era considerable y más en las circunstancias en que se encontraban: “Iban conversando entre sí de todo lo que había acontecido” . Todos hemos tenido la experiencia del entierro de un pariente: al regreso a casa, hay un sentimiento de ausencia, de dolor, mezclado con un esfuerzo por tratar de hacer una vida normal para no afectar a los demás. Si se trata de dos amigos que compartían la amistad con el difunto, conversan entre ellos de él, de los ratos que pasaron juntos, se prometen encomendarlo… Si la muerte ha sido traumática, en todos los casos se habla del accidente, se comenta la transitoriedad de la existencia y, al final de la jornada, se conversa una y otra vez de todo lo que había acontecido. Más o menos así debería ser la c

La resurrección de Lázaro

Llegamos al quinto domingo de Cuaresma, tiempo en el que la liturgia de la Palabra nos ha ayudado a acompañar a Jesús en su camino hasta la muerte en la Cruz. En el Evangelio de hoy, Juan narra un milagro que determina la condena a muerte de Jesús. Ya ha llegado su hora. Y precisamente es un signo de corte mayor: la resurrección de un muerto. De esta manera, como dice Perkins, Jesús da la vida y recibe la muerte. La escena se desarrolla en un pequeño poblado que está a tres kilómetros de Jerusalén, llamado Betania. Es conocido porque allí se quedaba Jesús en casa de unos amigos muy especiales: los hermanos Lázaro, María y Marta. San Juan dice que “los amaba”. A pesar de esa relación tan especial, el Señor esperó dos días antes de ir a visitarlos, aunque sabía que Lázaro estaba muy enfermo. Como siempre, Jesús actuó con pleno conocimiento de lo que hacía: “Esta enfermedad no es de muerte, sino para gloria de Dios, a fin de que por ella sea glorificado el Hijo de Dios”. Desde el com

Junto al pozo de Sicar: la samaritana

1. Continuamos avanzando en nuestro itinerario cuaresmal y llegamos hoy al tercer domingo , con el cual retomamos el curso catecumenal, preparación para los que se bautizarán en la próxima Pascua y rememoración de los compromisos bautismales para los que ya recibimos ese sacramento. San Juan nos invita a acompañar a Jesús, de regreso de Jerusalén, donde la animadversión de los fariseos había aumentado: “cuando supo Jesús que los fariseos habían oído que él hacía más discípulos y bautizaba más que Juan –aunque no era Jesús quien bautizaba, sino sus discípulos–, abandonó Judea y se marchó otra vez a Galilea”. El Señor se dirige al norte, donde tenía sus orígenes y donde había desarrollado el período inicial de su apostolado. Jesucristo escoge el camino más corto, pasando por Samaría, aunque tuviera que encontrarse con personas que no miraban bien a los judíos: había una historia de siglos de confrontación entre las dos poblaciones, pues ambas se consideraban las verdaderas adoradoras d

San José, hombre de fe

Celebramos hoy, en plena Cuaresma, la fiesta de San José. Pero no es una ruptura en el ritmo de oración, penitencia y caridad que estamos tratando de forjar desde el pasado miércoles de ceniza. Al contrario, contemplar la figura y el ejemplo de nuestro Padre y Señor nos ayudará a afinar en el itinerario cuaresmal que nos llevará a celebrar mejor preparados la Pascua. En la primera lectura tenemos una promesa mesiánica (2S 7,4-16). David se había propuesto construir un templo junto a su palacio, pero el Señor rechaza la oferta. En cambio, le manifiesta su voluntad de construirle una casa o dinastía a David. El sucesor de David construirá su templo. Y la dinastía quedará establecida para siempre (Campbell y O´Brien): Cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré el trono de su realeza. Él construirá una casa para mi nombre, y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre. Yo se

Cuaresma: horizontes de Gracia

Con la imposición de la ceniza el pasado miércoles, hemos comenzado una nueva Cuaresma. Se trata, como decía Benedicto XVI en una celebración como esa, de comprometernos en convertir nuestro corazón hacia los horizontes de Gracia .  Conversión, cambio, mudanza. Volver a empezar en nuestro empeño por ser buenos cristianos. Pueden servirnos las palabras de la liturgia, tan ricas de contenido en estos días: el pasado miércoles pedíamos al Señor “emprender el combate cristiano con santos ayunos para que los que vamos a luchar contra la tibieza espiritual seamos fortalecidos por los auxilios de la penitencia”. Nos comprometíamos en convertir nuestro corazón hacia los horizontes de Gracia de un modo concreto: luchando. Le prometíamos a Dios emprender el combate, ayunar, luchar contra la tibieza espiritual. Y al mismo tiempo nos dábamos cuenta de que, al tomar esa actitud, seríamos fortalecidos por los auxilios de la penitencia. No se trata simplemente del efecto virtuoso que tiene la