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Manchada y hermosa

Inclusive en las empresas más grandes, como pueden ser las instituciones divinas, se nota el influjo del pecado original. Puede verse en el Antiguo Testamento, cuando Moisés repartió su espíritu a los setenta ancianos (Números 11,25-29). Poco después de este hecho, otros dos elegidos, que no estaban en el grupo inicial, comenzaron a profetizar. Entonces Nun le pidió a Moisés que prohibiera esas profecías. La respuesta de Moisés invita a superar la soberbia del exclusivismo carismático: "¿Tienes celos de mí? ¡Ojalá todo el pueblo de Dios fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor! ". En el Nuevo Testamento ocurre una situación similar. El capítulo noveno de Marcos narra cómo Juan se acercó al Señor con la misma petición del ayudante de Moisés: "Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y como no es de los nuestros, se lo prohibimos". Jesús le respondió: "No se lo prohibáis, porque ninguno que haga milagros en mi nombre puede habla

Sinceridad

En el Evangelio de San Lucas aparece, poco después de la parábola del sembrador, el deseo de María y los familiares de Jesús de saludar a su pariente (Lc 8,19-21). La respuesta del Señor, solo en apariencia sorprendente, tiene íntima relación con la parábola apenas contada: “En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus parientes, pero no pudieron llegar hasta él a causa del gentío. Entonces le avisaron: "Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte". El les respondió: "Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica" . Esta respuesta complementa la parte final de la parábola: “Lo que cayó en tierra buena son los que oyen la palabra con un corazón bueno y generoso, la conservan y dan fruto mediante la perseverancia”. Escuchar la palabra con generosidad, conservarla, ponerla en práctica constantemente, para dar fruto. Quien hace esto es el verdadero discípulo de Cristo, es como el hermano y la Madre del Señor.

Caridad hasta el extremo

La Oración Colecta del Domingo XXV recuerda que Jesús quiso resumir toda la ley en el amor a Dios y al prójimo. Y le pide al Padre: "Concédenos descubrirte y amarte en nuestros hermanos para que podamos alcanzar la vida eterna". Pero el amor a Dios en los hermanos no es simple, sino hasta el extremo, como el de Jesús. Condenemos al justo a una muerte ignominiosa . En la Primera Lectura , el libro de la Sabiduría (2, 12.17-20) profetiza la traición a Jesucristo. Él es el justo, el hijo de Dios, pero el Padre solo lo librará después de la muerte. Esa muerte es el pago que le damos por habernos hecho el regalo de mostrarnos el camino de la salvación, que es vivir dejando entrar a Dios en nuestra vida y en nuestra sociedad: “Los malvados dijeron entre sí: Tendamos una trampa al justo , porque nos molesta y se opone a lo que hacemos; nos echa en cara nuestras violaciones a la ley y nos reprocha las faltas contra los principios en que fuimos educados. Veamos si es cierto

San Mateo, de Recaudador de impuestos a Apóstol

(21 de septiembre). Leví o Mateo era, como Zaqueo, un próspero publicano. Es decir, era un recaudador de impuestos de los judíos para el imperio romano. Por eso era mal visto por sus compatriotas, era considerado un traidor, un pecador. Probablemente había oído hablar de Jesús o lo había tratado previamente. Él mismo cuenta (Mt 9, 9-13) que, cierto día, vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: "Sígueme". El se levantó y lo siguió. Y estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: "¿Cómo es que su maestro come con publicanos y pecadores?" Jesús lo oyó y dijo: "No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Vayan y aprendan lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores". Mateo sigue inm

Vida de fe

En los comienzos de la predicación de Jesucristo, los sinópticos narran que estableció su sede en Cafarnaúm, importante ciudad de predominio judío, a la que asistirían los hebreos de los pueblos vecinos. En su sinagoga predicaría algunas veces, como preparación o refuerzo de la catequesis itinerante por Galilea.  En una de esas ocasiones, cuenta San Lucas (4, 31-37) que “había en la sinagoga un hombre poseído por un demonio inmundo, que se puso a gritar muy fuerte: "¿Qué tenemos nosotros que ver contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres: el Santo de Dios". Pero Jesús le ordenó: "¡Cállate y sal de ese hombre!" Entonces el demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, y salió de él sin hacerle daño. Todos se llenaron de asombro y se decían unos a otros: "¿Qué tendrá su palabra? Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y éstos se salen". Y su fama se extendía por todos los lugares de la región.   En ocasi

La corrección fraterna o “exhortación mutua”

En el Nuevo Testamento, el Apóstol Santiago (1,17-27) da ejemplo de preocupación por su grey: Pongan en práctica la Palabra . “ Hermanos: Todo beneficio y todo don perfecto viene de lo alto, del Creador de la luz, en quien no hay ni cambios ni períodos de sombra. Por su propia voluntad nos engendró, por medio del Evangelio, para que fuéramos como la primicia de sus criaturas. Acepten dócilmente la Palabra que ha sido sembrada en ustedes y es capaz de salvarlos. Pongan en práctica esa Palabra y no se limiten a escucharla, engañándose a ustedes mismos . La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre consiste en visitar a huérfanos y viudas en sus tribulaciones y en guardarse de este mundo corrompido” .  Orígenes profundiza en el sentido del amor a Cristo que significa preocuparse por el bienestar espiritual de nuestros hermanos: "Cuando preparamos nuestro corazón con las diversas virtudes para acogerle a él o a los suyos, ya lo estamos recibiendo a Él mismo c

Los Mandamientos: ¿afirmación o amenaza?

La Oración Colecta del Domingo XXII alaba a Dios por su misericordia, que es "el límite del mal", según la convicción del Beato Juan Pablo II .  Esa misericordia, de acuerdo con las lecturas de hoy, se manifiesta en los mandamientos.  Sin embargo, para cumplirlos a fondo hace falta pedir, ante todo, el don del Espíritu Santo como condición para crecer y perseverar en la unión con Él: Dios misericordioso , de quien procede todo lo bueno; inflámanos con tu amor y acércanos más a ti, a fin de que podamos crecer en tu gracia y perseveremos en ella. Las lecturas hablan de los mandamientos, tema de discusión en la sociedad moderna. Se ven como prohibiciones, negaciones, cuestiones retrógradas en un mundo libre. En su primera entrevista como Pontífice, en agosto de 2005, Benedicto XVI anunciaba que su principal objetivo al viajar a Colonia para encontrarse con más de un millón de jóvenes era mostrar lo contrario:  «Quisiera mostrarles lo bonito que es ser cristianos,