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Mostrando las entradas con la etiqueta fraternidad

Amor a Dios y al prójimo

Después de las discusiones sobre el impuesto imperial y la resurrección de los muertos, Mateo presenta una nueva controversia (22, 34-40) : “Los fariseos, al oír que había hecho callar a los saduceos, se pusieron de acuerdo, y uno de ellos, doctor de la ley, le preguntó para tentarle: —Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley ? " Si no nos advierten que la pregunta fue hecha “para tentarle”, no habríamos caído en la cuenta, pues se trata de un interrogante fundamental para la existencia, y va en la misma línea de la pregunta del joven rico: ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley ? Quizá la trampa estaba en hacer que Jesús afirmara una frase en la cual se pudieran apoyar para acusarlo de abolir la Ley. Jesús responde con el “ Shemá Israel ”, una especie de credo tomado del Dt 6,4-9, que los judíos practicantes recitaban cada mañana y cada tarde: “Escucha, Israel: el Señor es nuestro Dios, el Señor es Uno. Amarás al Señor, tu Dios, con to

Perdonar pronto, siempre y todo

En el cuarto discurso de Jesús que recoge Mateo, el sermón "eclesiástico", no solo se habla sobre la corrección fraterna , sino también de otros aspectos que deberían tener en cuenta los apóstoles en los comienzos de la Iglesia, y  nosotros siempre. Uno de ellos es muy importante: el perdón. En el Antiguo Testamento, los grandes pecados eran vengados siete veces. Por ejemplo, dice el Génesis (4,15) que “quien mate a Caín será castigado siete veces”. Y en el Levítico (26,21) se lee: “Si os enfrentáis contra mí sin querer escucharme, multiplicaré por siete los azotes por vuestros pecados”. Hay un caso más grave aún, el de Lamec, descendiente de Caín: “Maté a un hombre porque me hizo una herida y a un muchacho porque me dio un golpe. Caín será vengado siete veces, pero Lamec lo será setenta y siete”. Toda esta “jurisprudencia” está de fondo en la escena del discurso eclesiástico del Evangelio de Mateo (18,21-35): Entonces, se acercó Pedro a preguntarle: —Señor, ¿cuánta

Pobreza, avaricia y solidaridad

Un estudio del IESE , publicado en 2007, compara felicidad y riqueza, y concluye que la clave no está en los bienes de consumo -a los que uno se acostumbra demasiado rápido, cuyo éxtasis dura poco- sino en los bienes básicos: comer, descansar, disfrutar con amigos, la salud, vivir en una democracia con libertad y derechos garantizados. "La felicidad social no avanza, porque siempre nos peleamos por tener lo que tiene el vecino": cuentan que, tras la unificación de Alemania, los niveles de felicidad de los vecinos del Este cayeron en picado, ya que pasaron de compararse con ciudadanos del bloque soviético a mirarse en el estilo de vida de sus vecinos de Alemania Occidental. Otro ejemplo: en 1995, los medallistas olímpicos de bronce estaban más contentos que los que habían ganado la plata, ya que se comparaban con aquellos que no habían subido al podio, mientras los clasificados en segundo lugar tenían pesadillas porque creían que se les había escapado el oro. En 1998, dos in

Misericordia

Me contaba en estos días una profesora de Introducción al cristianismo un suceso de clase: hablando sobre verdad y tolerancia, llegaron a una situación que a ella le pareció de extremo relativismo y le propuso al alumno un ejemplo límite, para hacerlo reaccionar: ― “Si ves a una persona que se quiere lanzar desde un cuarto piso, ¿la dejas que se tire?” La respuesta fue inmediata: ― “Desde luego, que la dejo, pues es lo que ella quiere”. La profesora recurrió al argumento democrático, poniendo por testigo a todo el auditorio: ― “Ustedes, ¿qué harían?”. Para su sorpresa, la reacción fue unánime: ― “La dejaríamos lanzarse, pues hay que respetar su libertad”. Desconsolada, lo único que la profesora pudo decir como respuesta fue: ― “Si ven que yo voy a hacerlo, por favor, no duden en impedírmelo”. No parece una historia verdadera, pero sí lo es. Un amigo me sugería repetir el experimento preguntando qué pasaría si la que se lanza es la novia de uno. Quizá el egoísmo venciera el re

La corrección fraterna o “exhortación mutua”

En el Nuevo Testamento, el Apóstol Santiago (1,17-27) da ejemplo de preocupación por su grey: Pongan en práctica la Palabra . “ Hermanos: Todo beneficio y todo don perfecto viene de lo alto, del Creador de la luz, en quien no hay ni cambios ni períodos de sombra. Por su propia voluntad nos engendró, por medio del Evangelio, para que fuéramos como la primicia de sus criaturas. Acepten dócilmente la Palabra que ha sido sembrada en ustedes y es capaz de salvarlos. Pongan en práctica esa Palabra y no se limiten a escucharla, engañándose a ustedes mismos . La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre consiste en visitar a huérfanos y viudas en sus tribulaciones y en guardarse de este mundo corrompido” .  Orígenes profundiza en el sentido del amor a Cristo que significa preocuparse por el bienestar espiritual de nuestros hermanos: "Cuando preparamos nuestro corazón con las diversas virtudes para acogerle a él o a los suyos, ya lo estamos recibiendo a Él mismo c